Alcohol
Beber alcohol es bueno
para el corazón y previene las enfermedades cardiovasculares: aunque algunas
investigaciones han demostrado que en adultos, sobre todo varones, el consumo
moderado de alcohol puede reducir el riesgo de padecer algunas dolencias
coronarias, cuando el consumo aumenta lo
hace también, de forma muy pronunciada, el riesgo de sufrir alguna de estas
dolencias.
Tomar unas copas
facilita mantener relaciones sexuales: aunque fomenta la desinhibición, el
consumo abusivo de bebidas alcohólicas, lejos de favorecer las relaciones
sexuales, muchas veces las dificulta o incluso las impide, provocando
impotencia en el varón y otras disfunciones asociadas.
Las bebidas alcohólicas
son buenas para entrar en calor: aunque el alcohol produce una sensación
momentánea de calor, en poco tiempo la temperatura interior
del cuerpo disminuye y se siente más frío. Por ello, en caso de embriaguez hay
que abrigar al afectado y nunca darle duchas frías.
Una copa ayuda a superar
el cansancio y a estar más animado: tras una sensación de bienestar
pasajera, el consumo abusivo de alcohol lleva al sujeto al extremo opuesto, así
que si está triste o deprimido empeorará su situación. También causa una mayor
fatiga física y pérdida de fuerza.
Cocaína
Las relaciones sexuales
son mejores bajo los efectos de la cocaína: el consumo de cocaína de
forma continuada no sólo disminuye el deseo sexual, sino que también provoca
problemas de erección y eyaculación en los varones, pudiendo llegar a ser
motivo de impotencia e infertilidad.
La ‘nieve’ es una
sustancia fácil de controlar: en realidad, la cocaína
tiene un elevado poder adictivo, como lo demuestra el hecho de que es la
sustancia que genera más demandas de tratamiento relacionadas con el consumo de
drogas, seguida de la heroína y el cannabis. Tras empezar tomándola sólo en fin
de semana, muchos acaban desarrollando dependencia.
La cocaína ‘da marcha’ y
ayuda a sobrellevar las noches de juerga: aunque es cierto que la
cocaína tiene un efecto estimulante, éste es pasajero y precede a un bajón
intenso que causa decaimiento, cansancio y depresión. Lejos de favorecer la
sociabilidad, su consumo abusivo provoca irritabilidad.
No pasa nada por meterse
unas ‘rayas’ en los fines de semana: tomar cocaína sólo en
los fines de semana y vacaciones supone un consumo de unos 100 días al año y
conlleva un riesgo evidente de dependencia a largo plazo, sin olvidar que los
efectos pueden dejarse sentir a lo largo de la semana.
Cannabis
No es malo fumar
cannabis de vez en cuanto; al fin y al cabo tiene efectos terapéuticos:el cannabis se utiliza
en medicina en casos muy concretos y de forma muy controlada, en unas
condiciones que no tienen nada que ver con las de su uso recreativo. Según
argumenta el Plan Nacional sobre Drogas, existen también fármacos derivados del
opio “y nadie piensa que sea sano consumir heroína”.
Fumar porros es más
saludable que consumir cigarrillos: el cannabis no sólo
tiene muchos de los carcinógenos del tabaco, sino que están presentes en mayor
proporción. La costumbre de fumar porros sin filtro y con aspiraciones
profundas incrementa además el riesgo de cáncer.
Tabaco
La contaminación
atmosférica es más peligrosa que el tabaco: al margen de los efectos
nocivos de las emisiones a la atmósfera fruto del tráfico y la actividad
industrial, el tabaco está presente en un tercio de todos los cánceres
diagnosticados, por lo que hay que tener en cuenta sus riesgos.
Fumarse un cigarrillo
relaja y ayuda a aliviar el estrés: el tabaco es un
estimulante, por lo que difícilmente puede tener propiedades relajantes. Por
ello, la sensación de alivio del fumador tras un periodo prolongado sin
llevarse un cigarro a la boca se debe a la superación de los síntomas de abstinencia. Fumar cigarrillos bajos
en nicotina y alquitrán es más sano: los cigarrillos bajos en nicotina y
alquitrán son menos nocivos que el resto, aunque muchas veces se fuman en mayor
cantidad para alcanzar las dosis de nicotina que el organismo requiere. En este
caso, son igual de perjudiciales.
Heroína
La heroína no es peligrosa si no está adulterada: las sustancias que se emplean para adulterar este opiáceo, como la quinina, la lactosa, el almidón o incluso la estricnina, provocan importantes problemas de salud. Sin embargo, la heroína en sí misma conlleva importantes riesgos de sufrir enfermedades cardiacas, hepáticas, renales y respiratorias.
El ‘caballo’, cuando se
fuma, se puede controlar mejor: la heroína provoca una
fuerte dependencia, al margen de cómo se administra. Muchos se inician con esta
droga fumándola, al pensar que así no crea adicción, pero al final acaban
recurriendo a la inyección para obtener resultados más intensos.
Drogas de síntesis
Las drogas de síntesis
no provocan problemas de dependencia: al igual que ocurre con
el resto de estupefacientes, las drogas de síntesis, un amplio grupo de
sustancias que se pueden presentar en forma de comprimido, polvo o líquido,
presentan riesgo de dependencia emocional, psicológica y social.
El ‘cristal’ es un
éxtasis de lujo que destaca por su elevada pureza: la sustancia llamada ‘cristal’, que llegó a España hace pocos años, no es
siempre más pura que los comprimidos clásicos de éxtasis debido a que su forma
de presentación en polvo hace más fácil que pueda ser adulterada por los
traficantes.
Las ‘pastillas’ no son peligrosas si se toman sólo en fin de semana: algunos de los efectos nocivos de las drogas de síntesis, como el golpe de calor, aparecen independientemente del tiempo que se lleven consumiendo. Además, los efectos del consumo de fin de semana se prolongan durante varios días más.
Las ‘pastillas’ no son peligrosas si se toman sólo en fin de semana: algunos de los efectos nocivos de las drogas de síntesis, como el golpe de calor, aparecen independientemente del tiempo que se lleven consumiendo. Además, los efectos del consumo de fin de semana se prolongan durante varios días más.
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